24 de febrero de 2010

ATRACCION BY LILIANA MARTINEZ OLGUIN



Por: Liliana Martínez Olguín.




La "Ley de la Atracción" no es solo pensar positivamente, hay que cambiar, transformar y "desatorar" los niveles emocionales y vibracionales que se han paralizado en nuestras vidas. Es muy común tener un área en particular "atorada" en la que por más esfuerzos que hagamos es cada vez más difícil alcanzar el éxito ya sea en la salud, las relaciones personales, el éxito o el dinero.
Aplicar la ley de la atracción es recordar lo que en realidad somos: "Todos somos energía", "todo es energía," y la energía es movimiento, vibración y a esta vibración le llamamos frecuencia. Para nuestra mente pensante es complejo asimilarlo, sin embargo para los otros componentes de nuestro SER, que son el cuerpo y espíritu, es más fácil asimilarlo y transformar esta vibración.


Operar exitosamente la Ley de la atracción significa desatorar las viejas vibraciones a las que nos hemos acostumbrado en nuestros cuerpos, en nuestros pensamientos y emociones que han obstaculizado la máxima y perfecta manifestación de nuestro ser.




Es importante saber que las frases positivas no bastan, que estas funcionan únicamente en el nivel mente, pero el nivel mente es tan solo uno de nuestros componentes humanos. Que "la buena actitud" por sí sola no va a transformar a la velocidad que queremos nuestras vidas ni va a manifestar inmediatamente lo que deseamos. Saber que mientras no recordemos el potencial que tenemos, mientras no aprendamos a "vibrar" genuinamente en la gratitud y no rompamos los hábitos en los que estamos estancados, la transformación y la manifestación de lo que deseamos serán más lento y en algunos casos no va a ocurrir. Esto va a traer como consecuencia que perdamos la fe y nos atrape la resignación, la justificación y el resentimiento. Tristemente este el caso de muchos que utilizaron el "optimismo" y las "ganas" sin funcionarles como lo esperaban.


Imagina por un momento un edificio muy alto. Cada piso tiene una frecuencia. En cada piso hay situaciones y formas de vida diferentes. En el piso uno está la miseria, en el dos la necesidad, en el tres el miedo y así sucesivamente. En los pisos más altos está la riqueza, el amor, la gracia, la armonía, la paz, la abundancia. En algunos de nosotros nuestro elevador está atorado en pisos que no queremos (enfermedades, relaciones difíciles, soledad, deudas, etc.). Necesitamos entonces "desatorarlo", repararlo y dirigirlo al piso que queremos.


Algunos de nosotros no somos capaces de "reparar" nuestros elevadores. Necesitamos alguien o algo que nos guíe, nos enseñe, nos motive, y muchas veces que "nos haga ver "que estamos atorados en ese piso y que por eso y sólo por eso estamos viendo y recibiendo tal dificultad en la vida, que es cuestión de cambiar de piso para ver y recibir diferentes cosas y situaciones.




Para lograr fácilmente nuestros sueños y construir nuevos hábitos, debemos aprender a movernos de nivel nuestra energía por medio de prácticas simples que podamos aplicar sin detener nuestra dinámica cotidiana y sin necesidad de detener el mundo. Prácticas que sean poderosas, rápidas pero sobre todo efectivas, que nos garanticen que en pocos minutos de dedicación al día nuestro cuerpo y nuestro espíritu se elevarán a una frecuencia de bienestar, salud y armonía.