21 de diciembre de 2009

¡BASTA A LAS PREOCUPACIONES¡ BY DR. CESAR LOZANO



¡Basta a las Preocupaciones!



“Si tu mal tiene remedio, para que te apuras y si no…pues también, para que te apuras” Me parece estar escuchando las palabras de mi abuela cuando en una ocasión le dije que me preocupaba mucho algo. Estoy seguro que has escuchado esta frase en alguna ocasión de tu vida, pero muchos no la meditamos a fondo. Es una gran realidad y debería de ser un estilo de vida. Tendemos a preocuparnos de tantas y tantas cosas y muchas de ellas intranscendentes.

Te has puesto a imaginar la gran cantidad de energía que derrochamos al estar preocupándonos por cosas que no han ocurrido y que a lo mejor jamás ocurrirán. Una energía que puede ser utilizada en vivir un presente con más intensidad y alegría.

Nos preocupamos por nuestro futuro y el de la gente que queremos. Vemos “moros con tranchetes” cuando se trata de relaciones interpersonales en conflicto. Tendemos a dejar que la mente haga historias inverosímiles con personajes sacados literalmente de la ciencia ficción. Tendemos a hacer suposiciones de cosas que aún no suceden y con esto lo único que logramos es desestabilizarnos y trastornar el equilibrio.

Sé y acepto que es normal ser previsor, que evitar los riesgos ayuda enormemente, pero lo que no es normal, es no tener la fuerza y la iniciativa para controlar nuestra mente en esa tendencia de ser pesimistas y preocuparnos excesivamente por las cosas. Si otros lo han logrado ¿Por qué yo no? ¿Por qué me dejo llevar por las circunstancias y dejo que la mente haga y deshaga en contra de mi estabilidad emocional? ¿Por qué dejar que la mente tienda a ver oscuridad en lugar de visualizar luz?

Hoy quiero sincerarme contigo y decirte que durante gran parte de mi vida fui de esas personas que tendían a la preocupación constante por las cosas que no habían ocurrido. Fui de quienes hacían de la preocupación un hábito constante y cada vez más perfecto. Viví durante muchos años con la zozobra y con la incertidumbre del mañana y desafortunadamente debido a esto, dejé de disfrutar muchos hechos que, en su momento, fueron muy importantes. ¿Y sabes cuál es la consecuencia más dolorosa de todo esto? Que si te pones a analizar cuáles fueron tus momentos más felices que has vivido, verás que son instantes en los cuales tu mente estuvo en lo que tenía que estar. Que esos momentos, no habrían sido tan felices si tu mente hubiera estado enfocada en un sinfín de preocupaciones. Los mejores momentos son esos en los que estás plenamente consciente y viviendo en el presente.

Es por esto que un día decidí poner un alto a la preocupación. Decir un ¡Ya basta…! Detener esta manía de estar preocupándome y despilfarrar energía valiosísima y momentos que podrían ser inolvidables.
Quiero compartir contigo una estrategia que me sirvió mucho y se convirtió en el parte aguas en relación con el tema de la preocupación.

Estoy seguro que esta época es la mejor para ponerla en práctica, porque el terminar un año e iniciar otro, es como cerrar ciclos y abrir nuevas oportunidades que nos ayuden a crecer en todos los aspectos.

En un lugar tranquilo y que te invite a la reflexión, de preferencia sin ruido y sin interrupciones, te pido que hagas una lista lo más completa posible que incluya las preocupaciones que recuerdes de todo este año. Así como te lo digo, todos esos recuerdos que tengas de hechos o circunstancias que en su momento ocasionaron una preocupación en ti. Incluye las preocupaciones que para ti fueron fuertes e importantes y aquéllas que consideras preocupaciones sencillas o simples o, inclusive, ahora las veas como preocupaciones tontas.

Ya que hagas esa lista, te pido que analices cuáles de ellas se cumplieron como pensaste, cuáles de esas visiones se convirtieron en una realidad. Te darás cuanta que la gran cantidad de hechos que visualizaste como preocupación, no se cumplieron. Y aquellas que si se cumplieron, no fueron con la fuerza como lo pensaste y que, lo peor del caso, si se cumplieron, pudo haber sido también porque lo atrajiste a ti. No puedo olvidar en estos momentos la ley de la atracción. Esa ley que tiene tanto peso en cada uno de nosotros y que se aplica continuamente. Tendemos a atraer lo que más pensamos y lo que más sentimos y muchos de esos pensamientos y sentimientos no son de lo mejor.

No luches contra tus pensamientos, mejor recíbelos, analiza si son preocupaciones y pregúntate: ¿Puedo hacer algo por esto? ¿En mi presente puedo evitar esto que me acongoja? Si la respuesta es no, dite a ti mismo que no puedes hacer nada, que el futuro lo dirá o te dará la fortaleza para afrontar lo que sea necesario.

En ocasiones es bueno preguntarte en forma adicional: ¿Qué es lo peor que puede ocurrir? Enfrentar esa realidad (que por cierto tu mismo estás inventando) y seguir con tu camino.

Estoy seguro que el realizar esta lista con tus “múltiples preocupaciones” y analizar a fondo sus repercusiones, te ayudarán a abrir los ojos y a decidir poner cartas en el asunto.

No menosprecies el poder del control que puedes tener sobre tus pensamientos. No dudes de la capacidad que desde hoy puedes fomentar en ti para controlar la calidad y tipo de pensamientos que tienes. Nuestros actos son consecuencia de nuestros pensamientos y nuestros actos tarde o temprano se convierten en nuestro destino.

Dios nos da el libre albedrío para pensar con esperanza o con pesimismo. Tú y yo tenemos ahora mismo la facultad y la decisión de pensar en positivo o en negativo en relación a nuestro futuro. Sólo tenemos una vida para administrarla de la mejor manera posible y una muy buena forma de administrarla es disfrutando plenamente los momentos presentes. Dejar de enfocar nuestras vidas en momentos futuros con pesimismo. Visualiza tu futuro con esperanza y trabaja en el presente para que así sea.

¡Animo!

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