2 de abril de 2009

EL ARTE DE DIRIGIRSE Y DIRIGIR

"UN BUEN LÍDER DESARROLLA UNA SENSIBILIDAD BASADA EN EL DOMINIO DE SU PROFESIÓN, QUE LE PERMITE PONER EL PENSAMIENTO CREATIVO EN ACCIÓN EN CADA TRABAJO QUE REALIZA."MARIO BORGHINOEn los momentos definitorios de una empresa o equipo, contar con la dirección de un líder efectivo es la clave de la subsistencia y el crecimiento
Dos factores son centrales para la configuración del liderazgo por el que aboga Borghino: los valores y la sabiduría. Sólo en la medida que los líderes evitan ser prisioneros del entorno y se dirigen primero hacia sí mismos, será posible construir los hábitos indispensables para triunfar y alcanzar el éxito.
Los líderes otorgan dirección y ofrecen las mejores respuestas, de ahí se desprende su capacidad visionaria (que les permite ver lo que el resto no ve); su disponibilidad para el trabajo en equipo (donde siempre habrá un número dos que le aconseje y le sirva de interlocutor); y el funcionamiento tridimensional y estratégico de sus mentes. El autor apela a los ejemplos de Alejandro Magno, Aníbal, Pizarro, el Comandante Nelson y Alfred Nobel para ilustrar sus conceptos.
Borghino introduce al lector en el universo de las acciones del líder. No es un problema sólo de visión, estrategia y mentalidad; el líder, sobre todo, actúa y cristaliza con un sentido de urgencia sus proyectos. Por esa razón nadie soslaya el papel primordial de los líderes en la resolución de los problemas organizacionales. En consecuencia, un líder debe tener la capacidad de influir en la gente, pero no para manipularla, sino para conducir a una generación inteligente. La mejor manera de expresarlo es diferenciar a los líderes de la vieja escuela, a los rudos, de los estilos de liderazgo fundados en valores como la honestidad, la eficiencia y la productividad.
El texto pone particular interés en la descripción del modelo tradicional de liderazgo dentro de la administración de todo tipo de recursos. Así, este modelo se basa en las diferencias, en el control, en decisiones impuestas, en el castigo del error, en la división entre superiores e inferiores, en la retención de información privilegiada y en una visión cortoplacista.
El capital humano y el desarrollo social son términos en boga desde hace varios años, pero poco se habla sobre la relación de éstos con el nuevo modelo de liderazgo que se requiere implantar en todos los órdenes de la vida. Los líderes, reflexivos por antonomasia, han visto mermada su imagen a causa de la deteriorada estructura moral de fin de siglo. Empero, una vida conducida a partir de los paradigmas del nuevo liderazgo, garantiza una mayor plenitud, el encuentro con la congruencia y la búsqueda de la felicidad.
El arte de dirigirse y dirigir termina con un compendio de los atributos que caracterizan a los líderes del siglo XXI, entre los que destacan el poder de dirección, el amor a los desafíos, la oportunidad de la acción, la confiabilidad, la comisión de errores sin que eso signifique un retroceso, la venta de sueños, la lealtad a los clientes, la pasión, la valentía y el sentido de urgencia.

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